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Mostrando entradas de febrero, 2016

BELLEZA ESCONDIDA.

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M uchas veces tenemos la experiencia de sentirnos sorprendidos por algo o por alguien. Son esas realidades de la vida que se salen de aquello a lo que nuestra mente se acostumbra y atrae nuestra atención, aunque sea fugazmente. La mayoría de las veces no damos mucha importancia a esos momento preciosos. Luego, por otra parte, pretendemos centrar nuestra atención muy concienzudamente en la práctica de zazén o en la meditación formal cuando estamos sentados, esperando que ocurra algo maravilloso. ¿No es una contradicción? Esperamos algo maravilloso y cuando eso maravilloso surge no nos damos cuenta. Ironía de la vida. La belleza escondida es una ocasión única de reconocer el momento presente en toda su expresión de impacto en los sentidos. No se trata de saber vivir, se trata de vivir, decía R. Panikkar. Vivir es oler, gustar, ver. Inmediatez con el todo expresándose en cada pequeño detalle de la existencia. 

Cultivar la Sabiduría

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C ultivar la Sabiduría ha sido desde la antigüedad el objeto más preciado del ser humano y el hilo conductor de lo que hoy día llamamos "filosofía perenne". Durante muchos siglos, cada cultura desarrolló una manera de cultivar la sabiduría basada en sus cosmovisiones y creencias pero en todas ellas aparecen elementos comunes que nos hacen ver que la sabiduría es un patrimonio de la humanidad y no de esta o aquella cultura.  Cultivar la sabiduría no es tener erudición, ni acumular conocimientos ni tampoco reflexionar sobre el origen de la realidad o la manera en que nos relacionamos con ella. La sabiduría es "saborerar" la experiencia. No es describir la manzana, ni saber su origen o tipo de variedades ni conocer la tierra en la que se cultivó... es morder la manzana, cerrar los ojos y dejarse inundar por su sabor, olor y textura. Estos pequeños momentos de la vida son sabiduría. Pero ¿por qué no somos sabios? Porque esos momentos son fugaces y siempre h