LA OLA ES EL MAR
Esta mañana cuando nos hemos levantado no hemos podido evitar sentir la inmensidad del Océano Pacífico frente a nosotros. Sin duda, el nombre no se corresponde con su bravura y fuerza. En el horizonte se dibujaban las sombras de las olas como serpientes marinas, como lo que los antiguos llamaban Leviatán, nombre que ya de por sí da miedo. Y en la orilla, el rompiente transforma la sombra en luz, lo oscuro en blanco inmaculado, la serpenteante imagen deslizada en fuerza de espuma y energía desplegada casi sin límite. Ante este paisaje matutino en mi interior ha brotado la voz del maestro Willigis: "la ola es el mar" Esta frase que resume su experiencia vital y que ha sido faro señero para tantas personas entre las que me incluyo. En efecto, la ola es el mar. No existe ola sin mar, no hay separación entre lo que parece una forma distinta con su serpenteante sombra, su aparente vitalidad, su encrespada expresión de autonomía y el mar inmenso que la sostiene. La realidad es ...