ADEU JAUME
Como el rayo de sol se difumina suavemente sobre la cresta de esta flor de cáctus en la Costa Brava, tu tierra, así te nos has ido, Jaume. En la vida de uno hay personas que aunque hayan parado poco y fugazmente, sin embargo son un regalo por su personalidad acrisolada y su estela de humor y amor que permanece aunque ya no estén. Sólo recordar la sonrisa de Jaume es como atender a la más alta lección del más profundo catedrático de la vida. Sólo una sonrisa inteligente y sabia. La sonrisa que no es carcajada, que está más allá de un ego del que sin darse cuenta uno con la edad, y tú tenías mucha, casi se lo deja puesto por cualquier rincón de la casa y no se da cuenta de que lo tiene. Por eso te has podido ir de forma tan sencilla, sin dramas, sin apegos, sin ego, simplemente con un ¡gracias! a la enfermera que te dio un vaso de agua y ya. A nuestra edad, la partida de cualquier amigo nos llega dentro. No sé cuando me empezó pero hace ya un tiempo que he dejado de ver la mue...