SABIDURÍA O ERUDICIÓN

¿Acaso no te sientes saturado de información? 

No cabe duda de que la libertad de poder acceder al conocimiento es un logro único en la historia de nuestra especie. Nosotros, como seres humanos, hemos sido capaces de transmitir nuestro conocimiento a las nuevas generaciones por medio de sistemas muy variopintos. Leyendas y mitos, arte, símbolos y rituales, escritura, lenguaje científico y tecnológico, internet. Todos ellos han sido vehículos para mantener viva la antorcha del conocimiento, que sin duda nos ha traído hasta este punto en el que nos encontramos. Hoy día sabemos mucho, pero ¿Somos más sabios?

Esta pregunta es difícil de responder ya que previamente nos  invita a indagar sobre lo qué entendemos por sabiduría. Este fue el motor que originó la reflexión filosófica en nuestra tradición occidental, pero también en oriente fue el anhelo del ser humano, la búsqueda de la sabiduría. Sabio, es un término que nos remonta a los orígenes de nuestra especie. Lo asociamos con los ancianos, pero no con nuestros ancianos recluidos en hospicios esperando el avance en su demencia, sino con esos ancianos de mirada penetrante, curtidos por la experiencia de la vida, capaces de dar un consejo, una palabra, que se convierte en una llave misteriosa que cambia la percepción de lo que te rodea y te alivia el miedo, la ansiedad o el sufrimiento. Quizás al renunciar a los ancianos, también estamos renunciando, en parte, a la sabiduría.

En efecto, la sabiduría es como una llave que abre algo en nuestro interior y que permite que la relación con la experiencia vivida cambie.

Visto así, la sabiduría tiene mas que ver con la comprensión profunda que con la erudición. Sabiduría es "saber a qué atenerse" saber encajar las circunstancias sean las que son. El filósofo X. Zubiri nos dice que en Grecia se acuñaron tres palabras para hablar del conocimiento:

"Episteme" que significaba conocimiento científico. "Technos" era el conocimiento aplicado para hacer utensilios útiles que también nos permitían ampliar el conocimiento  científico. Por último "Sophia". Era el conocimiento integral que nos permitía tomar postura ante la vida.

El orden de estos tres conocimientos determina la calidad de nuestra experiencia. "Episteme" es la erudición. Siempre nos falta algo que saber, siempre nos descubre terrenos de ignorancia. Amplía nuestra especialización porque es inabarcable. Saber más, siempre es saber menos. Cada vez necesita más de "Technos". Pero si Technos ocupa el primer lugar, entonces se pierde el sentido del conocimiento por el de la capacidad de transformación, o de manipulación. 

Ahora bien ¿Todo lo que podemos hacer lo debemos hacer? Esta pregunta sólo la puede resolver la sabiduría. "Saber a qué atenerse" saber qué es lo correcto depende de conectar con el orden interno de las cosas lo que se llamó Dharma, Torah, Tao, Logos, Areté. Son palabras que expresan la naturaleza intrínseca de la realidad que sigue un orden íntimo y equilibrado. Ser sabio puede que consista en descubrir que no somos diferentes y que estamos insertos en ese orden aunque nos cueste reconocerlo por nuestro sentido de la diferenciación. El sabio es, por naturaleza, humilde.