AMOR AL MAESTRO


Amor al Maestro.
Hoy es el 89 cumpleaños de mi maestro Willigis Jaeger. En la tradición zen el maestro ocupa un lugar muy importante. Pero no se trata de jerarquía o de prevalencia. No se trata de que alguien haya alcanzado no sé que estados místicos, y por ello, requiera de los demás veneración y latría. No. Se trata de reconocer la generosidad amorosa de una persona que quiere compartir su experiencia para acompañarte en tu caminio árduo y lleno de vericuetos de la mente, que se resiste a soltarse de la visión acomodaticia de la realidad para caer en el abismo de la esencia sin forma.

Es como el instructor de paracaidistas que después de explicar las cosas da un empujoncito para romper el miedo al salto.
El maestro es el que ha ido y ha vuelto y por eso se conoce el camino. En los pueblos antiguos así se denominaba al chamán, "el que ha vuelto". Evidentemente que es una persona con su ego y con sus limitaciones, con sus enfados y con sus miedos, como todo el mundo. Pero también con la experiencia de sabiduría que marca la pauta del camino a seguir.

El maestro no sólo enseña con sus palabras, diría que es lo menos importante. Su enseñanza es todo él. Su cálido abrazo, su airada respuesta, su aparente indiferencia, su palabra precisa, su mirada clara, su postura meditando, sus lágrimas y su risa, todo. El maestro es tu esencia misma, lo que tú eres en verdad, nada te diferencia de él. No debemos idolatrar a los maestros ni quedarnos en lo externo, ni en su personalidad, sea mejor o peor, el maestro es un camino hacia tu centro  y en ese centro te encuentras tú.
Gracias Willigis por tu generosidad y gracias a la vida por tantos años que nos ha permitido tenerte y que nos permita muchos más.

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