ZEN: FILOSOFÍA O RETRETE

El pasado jueves día 19 coincidieron dos efemérides que me llevaron a una pequeña "iluminación". Se celebraba el día de la filosofía, y coincidió con que estuve invitado a grabar un programa en la televisión educativa de la UNED, sobre Karlfried Graf Dürckheim, precisamente por una profesora de filosofía de oriente, y además sobre este personaje que descubrió el zen durante la segunda guerra mundial, después de un pasado tortuoso, y, sin embargo, desde ese momento, la práctica no sólo cambió su vida, sino que originó un movimiento terapéutico denominado "terapia iniciática" que está vivo hasta nuestros días.

Como digo, también se celebraba otra efeméride, el día internacional del retrete, conmemoración creada por las naciones unidas para concienciarnos de las consecuencias de que mil millones de personas en el mundo no dispongan de algo tan elemental como un excusado.
Me resultó interesante la asociación de ambas celebraciones y desde la mirada zen me surgió una pregunta. Zen: ¿Filosofía o retrete?

Sin lugar a dudas el zen es una de las prácticas espirituales más controvertidas y en cierto modo provocadoras. No cabe duda de que tiene un profundo trasfondo filosófico, pero en su impulso por experimentar la realidad en su raíz, en su deseo de llevar la conciencia hasta el extremo para abrirse, no a las representaciones, sino a la realidad última, trasciende todo pensamiento y con ello todo lenguaje. 
Por eso ante la pregunta del discípulo: ¿Qué es lo espiritual? Zhaozhou responde: "un charco de orina en la Tierra Pura. Esto es una provocación, así lo entiende el discípulo y vuelve a decir: ¡Maestro, te estoy pidiendo que me lo reveles!
Zhaozhou responde: No me tientes...



Para nuestra mente ordinaria a una pregunta deber corresponder una explicación racional. Pero el maestro zen sabe que las palabras, los pensamientos, la razón son una red que envuelve el espíritu, limita la libertad y ciega la visión. Caminar en el mundo de la representación por muy sofisticado que sea no deja de ser un espejismo. Es como comprar una televisión de alta definición o de ultra alta definición, por muy perfecta que sea la imagen, sólo será eso: imagen, no realidad. Lo real está en otro lado, en otro tiempo, o sólo en la fantasía.

La provocación del retrete en los maestros zen tiene un vínculo con nuestros prejuicios, con la manera que tenemos de jerarquizar las cosas de considerar que algo es sublime y otra cosa es reprobable. De que en la vida las cosas tienen categorías: Dar una conferencia, tener una reunión social, ocupar un cargo de responsabilidad, realizar una acción benéfica... son cosas loables; ir al baño... es una necesidad vergonzante. Esto es lo que rompen los maestros con su visión provocadora. 

Filosofía es amar la sabiduría. En ese sentido los maestros llevan la filosofía a sus últimas consecuencias. No a un debate intelectual, como quien mira la realidad en la distancia, sin mancharse las manos. Los maestros zen, saltan al barro y chapotean en él y dicen esto no es real, no es real...jajjajaja... simplemente es.
El mismo Zhaozhou estando en el retrete grita a su discípulo Weyouan: 
-¡Weyouaaaan! -Sí maestro, responde el discípulo. -Ahora estoy en el retrete y ya no tengo que exponerte más el Dharma.
El Dharma es la vida. La vida que fluye continuamente. El Dharma no es lo que opino de la vida, ni lo que interpreto, ni las relaciones de sentido que encuentro en lo que ocurre o me ocurre, ni la especulación sobre si un perro tiene o no la naturaleza búdica o si los ángeles tienen sexo. No. La vida es lo que es ahora. El Dharma está en el retrete. El maestro contemporáneo Robert Aitken escribe en su libro "El Dragón que Nunca Duerme": 
Dándome vuelta para usar el inhodoro
tomo el voto con todos los seres
de honrar el conocimiento de mi cuerpo
acerca de qué retener y qué descartar
Quizás la filosofía deba ir más al retrete ( y esto lo digo en el sentido también etimológico de la palabra: jardín privado y retirado donde uno se encuentra consigo mismo) para descargar parte de su palabrería y de su lenguaje analítico y abrir caminos de experiencia vital que le lleven a entrar en contacto con la sabiduría. Sentarse y sentirse. Así describe Dokusho Villalba la práctica zen.
Un monje llamado Jijo, discípulo de Setsungen pasó ocho días meditando y como tenía un ataque de disentería lo hizo sentado en un cubo. De repente, tuvo una profunda experiencia de iluminación sintiendo que el mundo estaba bañado de una brillante luz de luna y todo el universo fuera demasiado pequeño para contenerlo. entonces escribió:
Radiante, espiritual, ¿Qué es esto?
En el instante que parpadeas, lo has perdido
La espátula del retrete brilla con luz
Después de todo, era simplemente yo todo el tiempo 
 

Comentarios

  1. Solamente una errata en el título
    Conciencia plena en la "vida diara" por "vida diaria"
    Agur

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  2. Muchas gracias, ya lo he corregido. Una prueba más de la necesidad de la práctica de la atención. Ekerrik asko

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