REALIDAD DIFUSA

He pasado una semana de retiro. Se trata de un tiempo especialmente intenso de práctica. No es una huída, ni una búsqueda de paz y tranquilidad fuera de la realidad cotidiana. El tiempo que dedicamos a la práctica intensa de zazén, de estar simplemente sentados, sin otra cosa que hacer, que experimentar con plena conciencia el momento, el instante que surge y en el que nos entregamos plenamente. Hoy día hablamos mucho de estar en el presente y ser conscientes momento a momento etc. Es como un mantra que se repite una y otra vez en los contextos de práctica mindfulness, terapias de tercera o cuarta generación, coaching, libros de autoayuda, curso de milagros etc. Es decir, cualquier camino de desarrollo espiritual que se precie nos habla del tomar conciencia del momento presente.


El problema es que una cosa es hablar de ello y otra experimentarlo. Mi experiencia es que NO ES NADA FÁCIL. No, no es como si dijeran... mira la puesta de sol, y uno aparta la mirada del periódico y mira la puesta de sol. No. No es igual. El momento presente es un instante. Un abrir y cerrar de ojos tiene muchos momentos presentes que se me escapan sin darme cuenta, porque en un abrir y cerrar de ojos ya he tenido tres o cuatro pensamientos que me han sacado de la presencia del instante.
No, no es fácil. Y no es fácil porque mi ego se está construyendo gracias a ese salir del momento presente. Mi ego se construye como la sombra, colocándose delante de la conciencia en el momento presente, haciendo que la conciencia se vea seducida por el proceso mental que llamo ego. Entonces ¿En qué me ayuda la práctica de zazén?

Zazén es una actitud de abandono. Abandono a esta respiración. Soltar las amarras del pensamiento, simplemente observando que no es un pensamiento "pensado por un alguien" sino simplemente un surgir espontáneo y natural de un sistema biológico que se afianza a sí mismo con el recuerdo y la planificación futura. En zazén dejamos que nuestro cuerpo exprese el presente sin más. En una postura equilibrada, estable y digna e inmóvil, en la que el instante vívido y penetrante es capaz de inundar la conciencia de tal manera que desaparecen las referencias de identificación y aflora un vacío lúcido, autoconocedor, en el que ningún yo conoce o es conocido, ama o es amado. Simplemente se expresa lo que de verdad es tal y como es. Pero ¡cuidado! esa experiencia, tan pronto surge, desaparece y vuelve el mundo tal cual, con sus formas, juicios, comparaciones, dolores emocionales etc. Es una especie de ir y venir. 

El mantra del prajnaparamitra sutra dice: Gate, gate, paragate, parasamgate bodhi svaha, ( vamos, vamos, vamos más allá, vamos a la otra orilla, iluminación y gozo).
El caso es que, al menos yo, me la paso como el barquero: voy y vengo, voy y vengo, y muchas veces, apenas estoy yendo, ya me vuelvo y es porque en el fondo esa otra orilla me desconcierta. Me desconcierta pensar que todo el mundo que nuestra mente ha creado es sólo una quimera para que mi ser biológico cumpla su ciclo natural. Me desconcierta esa sensación de atemporalidad y de falta de referencia: todo y nada. Es difícil digerir esa experiencia cuando nuestra mente lo valora todo y distingue entre tener, carecer, poseer, faltar, quitar, estar, ser, antes, después.

Unos días de retiro nos permiten acercarnos a la experiencia del juego de la conciencia y relativizar los juicios que hacemos sobre la vida y lo que llamamos realidad. Podemos seguir desempeñando nuestro papel en la película de la vida, pero sabemos que es sólo eso: una película, una sombra, un espejismo. Ahora, cada vez que soy consciente de una respiración revivo todo, sé que detrás de esa respiración está ese vacío lúcido y penetrante, aunque no lo experimente tal cual. Pero no tengo ninguna duda. Por eso vuelvo a respirar una y otra vez más, sabiendo que ese yo que creo que respira es sólo una ilusión y que en esta respiración, el universo entero, el espíritu infinito, atraviesa mi parcela de ser como una ola que va y viene: estoy siendo como un momento de consciencia en el vacío lúcido que por un instante se hace presente.

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