REGRESO A CASA

¿Dónde se encuentra ese punto desde el que nace la espiral de la vida que podemos llamar "nuestra casa"?

Es verdad que nuestra mente registra cuándo estamos en casa. Es una sensación de estabilidad y seguridad que nos proporciona un agradable sentimiento de protección. Cuando alguien pasa mucho tiempo de viaje o se encuentra con circunstancias de la vida que se ven como obstáculos o rupturas de nuestra planificación, entonces se siente claramente esa sensación de impermanencia, de inseguridad, de fragilidad. Es como si vieras la espiral yendo hacia el fondo, hacia un punto diminuto en el que todo va  a desaparecer.

Cierto es que somos seres frágiles. No hace muchos días veíamos el horror dibujado en los rostros de tantos italianos que en un instante perdieron todo y su regreso a casa fue imposible. Sí, imagina que ahora que estas de vacaciones al volver a tu casa no tienes nada. Todo desapareció. Todavía veo el gesto de un hombre de edad avanzada que decía: "ayer tenía familia y casa...hoy estoy sólo en el mundo". Por mucho que intente imaginar, no llego ni siquiera a experimentar de lejos la sensación de fragilidad y vacío de esta persona. Pero tengo que reconocer que la vida es eso.

Todavía veo el gesto de un hombre de edad avanzada que decía: "ayer tenía familia y casa...hoy estoy sólo en el mundo".


Hoy es, mañana no es. Y la única diferencia es que mi mente me dice que "eso les pasa siempre a otros". Claro, hasta que te pasa a ti y entonces la mente no tiene palabras.

No se trata de obsesionarse ni culparse, ni estar pensando en desgracias, sino de saber que este instante, ESTE y SOLO ESTE es el único que sabes que vas a vivir.
Esta es tu casa. Este instante. Lo demás es pura fantasía.
Para todos los que vivieron el horror de esa expresión natural de fuerza que es un terremoto elevo mi sentimiento de cariño y amor, aunque no les conozca. Porque como ser humano comparto la fragilidad. La debilidad y la impermanencia de nuestra naturaleza que con dificultad mantiene el equilibrio de la vida, momento a momento. No sólo también me hubiera podido pasar a mi, es que somos muy vulnerables y todo está en un equilibrio tan frágil que hasta el más insignificante microorganismo puede dar con él al traste.

Hermanos de Amatrice, l'Aquila y Norcia, os llevo en el corazón y me ayudáis con esa frase tan clásica "memento mori", que en efecto, aunque parezca que fuera, incluso, un emperador, tengo que recordar que la muerte está en mi naturaleza.

Vosotros ya regresasteis a casa nosotros sólo tenemos la ilusión de estar seguros en ese punto del infinito espiral al que nos apegamos creyendo que ahí estamos bien, ahí tenemos seguridad, ahí estamos en casa. Vaya ilusión.

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