MOVIMIENTO

Hoy durante zazén he experimentado de forma muy clara el fluir de mi realidad vital en un vertiginoso y permanente desaparecer centelleante. Normalmente uno se sienta y simplemente está ahí parado, quieto. Solo respirando. El ir y venir de la respiración es como un vaivén de mecedora, como el oleaje del mar en la orilla. De repente, sin darse uno mucha cuenta llega un momento en que ese respirar se hace respirado. Algo que sucede. Con el tiempo van desapareciendo las tensiones en el cuerpo y se experimenta un grado de relajación agradable que dura casi todo el tiempo de zazén. Las tensiones se observan aquí o allá y uno experimenta cómo se van disolviendo poco a poco y vuelve ese estado de relajación y estabilidad, que en términos generales es muy agradable. Alerta sin tensión.
La práctica meditativa es un ejercicio en el que la conciencia se extiende a los poros de la piel, a los huesos, a los tendones, a los músculos, a la sangre y a los órganos todos. El fenómeno corporal íntegro se expone en su totalidad, por ello hay días como hoy que, de repente, de esa calma general surge una sensación de vértigo que inunda la conciencia de un movimiento vital impelente. La experiencia de que la vida fluye como un río en cascada; que la aparente inmovilidad es un permanente nacimiento y muerte incesante, instantáneo. Aquí, ahora. Mi materia se está replicando, se está rehaciendo, y a la vez, está desapareciendo permanentemente. Lo que soy, está yéndose como la arena entre las manos. Ya no soy yo, ya no soy  ya se fue lo que era....
Entonces surge esa honda duda: ¿Qué soy? ¿Qué hace que de esa nada misteriosa surja un nuevo ser que sustituye al anterior en lugar y forma. Sea proteína, célula, aminoácido o simple molécula. Una queda, otra desaparece; pero la forma nace del vacío y se disuelve en el vacío y en el entremedio hay una conciencia de ser yo que se agarra a la forma y monta la de Dios.
Zazén posibilita el retorno de esa conciencia enyoizada hacia su fuente misteriosa y cuando se mira sin yo a sí misma  siente a la vez fascinación y vértigo. Digo siente por decir algo, porque es un sentir sin sentimiento, algo difícil de explicar. Luego sólo queda la pura respiración que uno se lleva al momento a momento, del día a día. 
A veces, en esta u otra respiración estalla la memoria en un instante del movimiento de la vida y del fluir impermanente. Entonces respiro más lento, sintiendo el aire y estremeciéndome ante el hecho de estar vivo y muerto, vivo muriendo y luego viviendo de nuevo. Inspiro...espiro y desde ese instante intermedio de vacío vuelvo a inspirar siendo consciente de que la forma que soy acaba de nacer.

Comentarios

  1. Te leo reconociendo en ti una búsqueda sincera y comprometida
    De otro buscador en España
    Antonio

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