MEDITACIÓN Y CIENCIA: ÉTICA

El próximo día 10 de diciembre se celebra en San Sebastián el II Foro de Meditación y Ciencia con la Ética en el punto de mira.


En los últimos años hemos asistido a un interesante debate, tanto en el mundo empresarial, como también en ciertos ámbitos de la administración pública, sobre la ética y prevención de la corrupción. En muchas corporaciones, después de la "responsabilidad social corporativa", con la que algunas empresas han querido desarrollar su imagen solidaria, viendo en ello un distintivo de prestigio y de reputación, recientemente se ha puesto también de moda crear departamentos de "Compliance" dedicados a fomentar prácticas éticas y procedimientos que eviten la corrupción. En efecto, la corrupción es hoy día uno de los problemas que más preocupan a nuestra sociedad y el trasfondo es la crisis de la ética y los valores personales y sociales.

La ética ha sido a lo largo de la historia de la humanidad la base de la convivencia. El ser humano se ha caracterizado por su cohesión social, lo que le ha permitido hacer frente con mayor efectividad a las circunstancias que amenazan su supervivencia. Ahora bien, cuando se habla de ética es inevitable que surjan también sentimientos contradictorios que ponen de relieve, en muchos casos, la hipocresía, el doble rasero, la doble moral, la diferencia entre los principios dichos y las acciones etc. 

La ética, muchas veces, es una fuente de conflicto y de rechazo. El comportamiento acordado, de repente, puede convertirse en un modo de exclusión o de diferencia y no es extraño ver disputas sobre cual es el comportamiento más acertado, o si se debe aceptar o no una determinada actuación. Sin duda, ética y ley están muy unidas, pero no son lo mismo y, con frecuencia, la ley pretende sustituir a la ética.

La práctica de la meditación con presencia plena nace del principio ético más básico: buscar la felicidad y aminorar o superar el sufrimiento. ¿Quién no desea esto?, ¿Acaso no es la felicidad el fin último de toda acción humana? Dentro de este contexto lo que resume este anhelo a nivel de comportamiento es, sin duda, la regla de oro, como muy bien ha desarrollado Karen Amstrong en sus 12 pasos hacia la compasión: "No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti". Ahora bien, el budismo nos dice que la fuente principal del sufrimiento es la ignorancia y en este sentido yo tengo la experiencia continua de que la mayor parte de mis acciones que provocan sufrimiento a otros o a mí mismo, nacen de esta ignorancia entendida como un impulso reactivo y en gran medida poco consciente. No se trata de eludir responsabilidad, ese es otro tema, toda acción tiene sus consecuencias y eso es inevitable, sino que se trata de ir a la verdadera fuente de nuestro comportamiento. Así pues, sin en lugar de "no hacer" hubiera que buscar una regla para el "hacer", diría que la que mejor resume el hacer positivo es la frase de Jesús de Nazaret: "ama a tu prójimo como a ti mismo". Esta frase lo primero que nos pregunta es ¿"en cuanto te valoras"? Es decir, cómo te ves a ti mismo. Se trata de un aldabonazo a nuestra toma de conciencia.

Si la ética es sólo un conjunto de normas o preceptos nacidos de una identidad del ego (sea ideológica, religiosa, o cualquier otra) al final se convierte en algo artificioso y con frecuencia limitante y fuente de sufrimiento en lugar de liberación. Por tanto, es imprescindible penetrar en el fondo de la motivación, de la intención que impulsa nuestro comportamiento, momento a momento. No sólo en las grandes decisiones, sino en cada instante por insignificante que parezca. Esto nos sitúa ante la necesidad de desarrollar la sabiduría como forma de combatir la ignorancia para que nuestra acción sea lo más adecuada a las necesidades de cada momento. La práctica de la meditación nos abre a la realidad cada vez de una manera más integrada, a la vez que cada uno experimenta esa misma integración a nivel personal. Nuestro campo de consciencia se hace más y más permeable al inconsciente de modo que éste actúa cada vez de forma menos autónoma.

Dedicar un día al diálogo reflexivo sobre estos procesos íntimos, compartiendo experiencias y sin paradigmas rígidamente preestablecidos es el objetivo del II Foro de Meditación y Ciencia. Una iniciativa con la que quienes practicamos meditación nos abrimos al diálogo con la ciencia en todas sus manifestaciones desde la medicina, la psicología, la neurociencia, la filosofía comparada o las ciencias del lenguaje, cualquier manifestación de la búsqueda de la verdad que nos permita alcanzar más luz sobre la complejidad de nuestra naturaleza, vista siempre desde la experiencia vivida en primera persona.

Invito a quienes estén interesados en debatir, aprender, aportar o escuchar activamente, a que os acerquéis por San Sebastián el día 10 de Diciembre para hacer de este evento un momento de enriquecimiento personal con repercusiones sociales.

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