RADICALIDAD

Definir una actitud como radical es, con frecuencia, un equívoco.


Hoy asistimos a una especie de conmoción universal por la elección del presidente de los Estados Unidos de América. En varios medios he oído decir que Donald Trump es un radical, entre otras muchas cosas. Como responsable de este blog y, a pesar de la modesta proyección que tenemos, mi reflexión no puede simplemente repetir los temores y las dudas sobre lo evidente, sería mirar sólo la superficie, y precisamente si algo nos da la meditación es "radicalidad". 

Radical es ir a la raíz de las cosas, al punto de partida, a la fuente. Todos somos conscientes de cómo la naturaleza de nuestra mente discriminatoria nos lanza constantemente al juicio. Juzgar es un sistema de defensa de nuestro ego. A base de juicios vamos construyendo una pantalla de filtros de forma que constituyen nuestra peculiar imagen del mundo, la que nos proporciona seguridad. No vemos el mundo, sino nuestros filtros construidos, juicio a juicio sobre el mundo, o mejor dicho, sobre lo que creemos que es el mundo y que resulta de nuestra continua interacción con la realidad. Es como el vitral de una catedral, que por muy hermosa que sea, deriva nuestra atención hacia la forma colorista y centelleante y nos separa de lo que lo hace posible: la luz.





"Radical es ir a la raíz de las cosas, al punto de partida, a la fuente"


Dicho esto, lo que me he preguntado estos días ante la victoria del Sr. Trump es ¿Cómo un discurso, duro, soez, vejatorio hacia determinados colectivos, exaltador del nacionalismo identitario y contrario a un sentido de humanidad compartida, puede triunfar una vez más? Lo hizo Adolf Hitler con su "Deutschland über Alles" y tantos otros alentadores de miedo al extranjero, odio al diferente, "nosotros somos los mejores" etc.

Detrás de estas soflamas hay un trasfondo muy ancestral. El clan, el grupo. El espacio en el que el ego se siente seguro y protegido. La necesidad de ser aceptado fundada en la pertenencia e identidad. Es algo básico, en el fondo se trata de un reduccionismo de nuestra conciencia, que, una vez más tiende a identificarse con la forma, cuanto más accesible y conocida, mejor. Identidad de clase, de raza, de sexo, de club deportivo, de religión, de nacionalidad etc. Se trata, por tanto del instinto más básico del ser humano que todos tenemos inscritos en nuestra estructura de egos supervivientes.

Cuando digo que la meditación es un ejercicio que nos saca de los parámetros del ego, soy un radical. Precisamente porque voy a la raíz de la existencia. No quiero decir que me vea libre de esas sombras presentes en mí y que resuenan en el discurso del señor Trump. No!, no nos engañemos todos tenemos algo de ese discurso en nosotros y por eso es POSIBLE. La cuestión es que hay que ser radical, y no hipócritas. No podemos hablar de identidades buenas o malas, de filtros mejores o peores, debemos ser radicales y reconocer que mientras estemos dando valor a "modos de ver" a criterios de realidad, a juicios positivos o negativos seguiremos aceptando el juego de identidades y posibilitando que afloren esas sombras que todos llevamos dentro y que en determinadas circunstancias sacan lo más oscuro de nosotros. 

A la experiencia de iluminación, Buda la llamó "liberación". Y, curiosamente, la tradición cristiana no dual acuñó la expresión el amor te libera. El verdadero sentido del ejercicio de zazén es mantenerse en el no juicio, mantenerse en la unidad de las cosas, fijar, una y otra vez la atención más allá de las fluctuaciones de los acontecimientos y conectar con la realidad en su raíz. Esta es la verdadera liberación: la experiencia del todo en su unidad primordial, en su raíz profunda en su principio original desde el que todo está en perpetuo fluir. Sólo descubriendo nuestras sombras, apegos e identidades, incluso en circunstancias difíciles, nos sentiremos lo suficientemente motivados para aumentar nuestro ejercicio y traspasar esa "barrera sin puerta" e ir más allá, hasta la otra orilla. Dejar de mirar los colores del vitral y abrir la ventana para sentir la luz, por cegadora que pueda parecer.

Un abrazo muy especial a los lectores de Estados Unidos.

Comentarios

  1. Hola: Me parece que la forma de empezar el artículo es equívoca en el sentido de expresar (como si fuera cierto) sólo una de las acepciones de la palabra "radical" y la mayoría de los comentarios hacia Trump se refieren a las numeradas en 3, 4 o 5.

    Del lat. tardío radicālis, y este der. del lat. radix, -īcis 'raíz'.
    1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
    2. adj. Fundamental o esencial.
    3. adj. Total o completo. Cambio radical.
    4. adj. Partidario de reformas extremas. U. t. c. s.
    5. adj. Extremoso, tajante, intransigente.

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  2. Estoy de acuerdo. He querido usar la palabra con doble sentido para reflexionar sobre dónde está la raíz de las cosas. Gracias por tu excelente comentario

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