SABIA NATURALEZA

Los seres humanos contemplamos la naturaleza con asombro.

Desde tiempos inmemorables la naturaleza ha sido una fuente de inspiración y de sabiduría. Pero, curiosamente, nos hemos ido alejando más y más de nuestra fuente de inspiración y quizás por ello somos más eruditos, más tecnológicos, incluso más inteligentes...pero ¿somos más sabios?
Durante años me ha obsesionado el conocimiento. He leído, estudiado y siempre me ha parecido poco todo lo que podía saber. La curiosidad por conocer otras disciplinas me ha fascinado e incluso me ha llenado de envidia en algunos casos. Puedo decir que era como si al conocer más, me sintiera más desdichado al ver el vacío que se abría ante mi de desconocimiento. Hasta que me topé con la experiencia de sabiduría del zen.
Hace tiempo leí la frase atribuida a Bodhidharma que dice: 
"Si usas tu mente para estudiar la realidad, no entenderás ni tu mente ni la realidad. Si estudias la realidad sin la necesidad de utilizar tu mente, comprenderás ambas"

Pero, ¿cómo se puede estudiar la realidad sin la mente? La sabiduría que se refleja en la naturaleza solo es posible con una conciencia de la realidad en su totalidad y esto va más allá de la mente. Cuando admiramos la sabiduría de la naturaleza, admiramos la interconexión, la armonía, y el equilibrio que está en el sustrato de todo, porque lo que vemos al contemplar la vida en su forma más externa, sucede desde el fondo más oculto y profundo de la realidad. Eso que el filósofo francés H. Bergson denominó "élan vital": el misterioso impulso que hace, que desde el organismo más sencillo hasta nosotros mismos, todo, tienda hacia un equilibrio dinámico en permanente interconexión con todo el resto de la realidad. Nada es posible sin todo el resto. A esto se denomina "origen interdependiente". Este origen interdependiente es una visión más allá de la linealidad de la mente causal. Es una dinámica en red, de forma que lo que parece un fin es un principio y lo que parece un mal es un bien y nada está desconectado de nada. Aunque podamos hablar de individualidades; de que yo soy yo y el pájaro que canta en mi ventana es un pájaro de trinos hermosos y dulces, ni él canta sin mi, ni yo escucho sin él. Ambos estamos ligados en un instante, el de la escucha-canto. 

La sabiduría de la naturaleza es incomprensible para nuestra mente, por eso a medida que hemos evolucionado nos hemos ido apartando de ella, aumentando nuestro sentido de individuo y pensando que podemos moldear la naturaleza a nuestro gusto y disfrute limitado y parcial. Lejos de respirar su armonía y de aceptar su ritmo hemos pretendido domesticarla. Pero esto tiene un precio. 

Hace tiempo que ya venimos hablando de ecología como de un sueño romántico de algunos frikis. Hoy día se trata del futuro. Se trata de tomar conciencia de que de verdad nuestro mundo puede ser destruido, deteriorado. Eso no es un problema para la realidad que siempre se reestructura y restaura, no nos engañemos, es un problema para nosotros y nuestros hijos. La sabiduría de la naturaleza es paciente. Su energía interna pertenece a todo el universo y no acaba, nosotros somos un simple accidente. Nos creemos con una mente capaz de crear algunos artilugios, pero eso es sólo un pequeño juego en un diminuto rincón del universo.
 Para ser sabio es preciso ser humilde. Salir de ese confort fingido de seres autosuficientes y exigentes, en el que damos pábulo a nuestros egos que se creen importantes.

Aprender de la sabiduría de la naturaleza es trascender la mente para contactar con la fuente que hace posible este inmenso juego de interdependencia en medio del cual también estamos nosotros, sin mente, sin razonamiento, sin aprendizaje, porque esa sabiduría está en nuestras entrañas, estamos tejidos por ella. Por eso Nansen respondió a Josu:
Josu preguntó al maestro Nansen:
–¿Cuál es el camino?
–El camino es la vida cotidiana –respondió Nansen.
Josu volvió a preguntar:
–¿Puede estudiarse?
Nansen dijo:
–Mientras más lo estudies, más te alejarás de él.
Y Josu preguntó:
–Si no lo estudio, ¿cómo me daré cuenta de que es el camino?
Nansen dijo:
–El camino no pertenece al mundo de la percepción ni pertenece al mundo de la no-percepción. La intelectualidad es un autoengaño y la no-intelectualidad no tiene sentido. Si quieres llegar al camino real más allá de toda duda, ponte a ti mismo en la misma libertad con el cielo. No lo llames ni bueno ni no-bueno

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