SILENCIO

Foto: Cortesía de Ana Lara
Todas las tradiciones contemplativas han encontrado en la práctica del silencio uno de los fundamentos de la meditación. El silencio no es ausencia de ruido. Como dijo Marco Aurelio: "los ríos más profundos son con frecuencia los más silenciosos". El silencio es una actitud. Es una decisión libre de callar, de detener el discurso verbal y mental en la medida de lo posible. A mí me cuesta callar, siempre me ha costado. He vivido varios años en un monasterio donde debía guardar silencio y uno se acostumbra, pero el silencio interior... El evitar el juicio, el dejar pasar los sonidos como si fueran la banda sonora de la vida, sin detenerse en ellos el resonar con los sonidos de la vida sentirlos en el corazón, percibir nuestro cuerpo como un instrumento insertado en la totalidad de la realidad es otra cosa.

En el zen tanto el silencio, como la palabra pueden servir para quebrantar el hábito de la conceptualización. Cuando un monje le preguntó al maestro Zhaozhou "Maestro, ¿cuál era la intención de Bodhidharma cuando vino a China? y el maestro respondió: ¡Mira el ciprés del claustro! Se produce, sin duda, una especie de choque entre palabra y silencio. No hay lógica en la respuesta por tanto no hay concepto que represente la realidad, sólo queda silencio y experiencia directa de lo que está sucediendo.

El silencio es el medio natural de la realidad que símplemente es y se desarrolla como los nenúfares que no necesitan decir nada, basta su presencia para expresar su belleza en medio del agua incluso fangosa. Emergen sin contaminarse y expresan su belleza floreciendo en la superficie. El silencio nos ayuda a asentar nuestra conciencia no en la representación, ni en el símbolo, no en el dedo que apunta la luna, sino en la verdadera naturaleza. Por eso el silencio nos pacifica, nos serena, nos hace más libres. "Somos esclavos de nuestras palabras, pero dueños de nuestro silencio". Ser libres en el silencio es decidir sobre nuestra manera de experimentar la realidad. Muchas veces cuando hacemos un retiro o meditamos por un tiempo más largo terminamos ese período y tenemos una agradable sensación de paz y de serenidad, así como de lucidez y mayor amor y compasión. Sin embargo nos quejamos de que hay que volver a "la vida real". ¿Acaso no ha sido real esta experiencia? Pensamos así, porque internamente creemos que "esta" experiencia la hemos favorecido nosotros libremente con la práctica y la "otra" es la que es. El silencio nos enseña que TODA experiencia la estamos creando nosotros y somos libres de vivirla desde la sabiduría o desde el automatismo. El silencio es un instrumento que nos hace sabios. Cuando a Buda le hicieron preguntas sobre metafísica Buda guardó silencio y sostuvo una flor en la mano. Kasyapa sonrió. Buda le entregó la flor con el reconocimiento de su sabiduría. Con el silencio, una sonrisa y una flor nació el ZEN. Bendito silencio.

Comentarios

  1. Gracias Miguel,
    Me has recordado a Pessoa:
    "Leve, leve, muito leve,
    Um vento muito leve passa,
    E vai-se, sempre muito leve.
    E eu não sei o que penso
    Nem procuro sabê-lo."

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  2. Como siempre, aparece lo necesario en el momento oportuno. Leyendo este texto descubro dos aspectos en mi, uno como una "voz" que quiere expresarse, hablar, llamar la atención.... otro más "tímidamente" se hace notar como un "espacio" sereno y calmado que no necesita mostrarse... para ser reconocido. La práctica del silencio se manifiesta en ese espacio que poco a poco envuelve "amorosamente" a la voz que quiere, todavía, ser escuchada, como si de ello dependiera su existencia.

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