LA VUELTA AL MERCADO
Resulta frecuente, cuando comenzamos a meditar, que al experimentar un cierto nivel de paz interior, en especial después de unos días de retiro en un lugar tranquilo en medio de la naturaleza, uno no quisiera abandonar ese sentimiento  tan gratificante.

Es incluso frecuente que asociemos la meditación con ese sentimiento y es fácil escuchar de personas que acaban de empezar a meditar frases como "la meditación procura una paz y una relajación magníficas" dando una impresión de bucólico sentimiento rodeado de naturaleza. Sin duda, que este sentimiento es frecuente, pero no deja de ser también un sentimiento, y como  tal, surge y desaparece. No hay ni que evitarlo ni rechazarlo. Basta saber que la práctica zen no nos aleja del mercado, del bullicio de la vida, entre otras cosas porque ese bullicio, esa vida, ese mercado es parte de nosotros mismos.

Uno puede vivir en el más recóndito monasterio rodeado de frondosa naturaleza y ríos cantarines, respirando el aire puro de las montañas y sin embargo tener tanto ruido interior que le impide ni siquiera experimetar la frescura del arie o el cálido roce de los rayos del sol. Y al revés, estar en medio del mas bullicioso mercado pleno de vida, inserto en la marea humana que fluye entre gritos, polvo y colorido y sin embargo ser consciente de cada respiración de cada paso, ser consciente del fluir de la vida sin juzgarlo, sin ruptura sin interrupción

Hoy día, se habla mucho de la meditación dinámica, de la conexión entre contemplación y acción etc, pero pienso que, una vez más, caemos en la trampa de la distinción, de la separación del aquí y allí, lo uno y lo otro....
La práctica es esencialmente integradora, la práctica nos lleva a un territorio en el que todo conecta con todo: movimiento y quietur al mismo tiempo.
La pregunta es ¿porqué siento que algo me distrae? o mejor ¿qué es en último término una distracción? muchas veces pienso que es como una rueda descentrada, basta que uno sitúe su mente fuera del centro para que todo lo que da vueltas se convierta en perturbador. Zazén es un ejercicio continuo de "volver al centro", Volver al corazón

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