MAESTRA FLOR


Quiero compartir una experiencia que viví anteayer. Se trata de una experiencia totalmente mindfulness, o de plena conciencia. Anteayer fue un día complicado, de esos en los que los acontecimientos y el trabajo se apelotonan y parece que no te va a llegar el tiempo y estás a punto de sentir que todo va a ser un desastre. Es decir, el típico día en el que dirías el refrán "por si éramos pocos.. parió la abuela".
En efecto, a las 15 horas me encontraba ayudando a mi mujer a montar un evento, llevando cosas de un sitio a otro, que si en el coche, que si andando porque no caben, con la premura de la hora que se echa encima. La tensión en el aire, ahora falta esto, ¿Dónde está lo otro? Corre para allá...
Bueno, creo que no necesito extenderme en la descripción. Todos hemos tenido días así, esta parte la conocemos muy bien.
De repente, en ese ir y venir apurado, pasé junto a unas flores con un perfume dulce e intenso que sin yo saber cómo, impactaron en mi mente llenándola sólo de ese perfume dulce. Es como si toda la experiencia se redujera a ese perfume, y los pensamientos, que un instante antes iban y venían contra reloj, se detuvieran de golpe dejando en la conciencia sólo el perfume dulce y amable de esas sencillas flores. Yo no me detuve, seguí caminando pero todo cambió a mi alrededor. Dejé de apurarme, dejé de pensar en lo que "tenía que hacer" y símplemente fui haciendo una cosa y otra; una tras otra. Cada vez que pasaba por el lugar inspiraba profundamente y me embriagaba del sutil aroma que tan generosamente esas sencillas flores exhalaban, podía incluso apreciar matices diferentes que invadían mi ser. El ir y venir se convirtió en un regalo y la conciencia plena en el aroma de las flores transformó completamente mi percepción. Es cómo si me atraparan de forma cómplice y me dijeran: ¿Dónde está tu experiencia? ¿De verdad quieres perderte este momento?
El aroma se convirtió en un intercambio casi sensual. Una presencia. Estar aquí y ahora. La experiencia de que todos estamos conectados y que el yo y el tú son sólo juegos de nuestra mente.
Puede que algunos de los que leáis esto penséis que la florecilla era de alguna planta "medicinal" o que a mí se me ha ido la olla por tanto estrés y he entrado en el romanticismo bucólico de un franciscanismo naif. Quienes me conocen saben que, en general mi mente es muy racional y científica y que si narro esto es porque me sorprendió mucho. Y Sí, tengo que decir que en medio de ese trajín, entendí las expresiones que yo creía ñoñas del Poverello de Asis: Hermana agua, hermana luna, hermano lobo.... y para mí hoy, MAESTRA FLOR.

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